
La masonería y su
relación con la mujer
No es novedad que en Argentina,
desde hace más de 200 años, la masonería está presente, siendo protagonista en
diferentes momentos históricos de la Nación. Una “escuela de vida” reservada por
siglos en forma exclusiva a los hombres que, con el avance de la mujer en
variados campos en los últimos 50 años, ha venido también a incorporarla en las
actividades ritualísticas propias de la hermandad.
Sucede que la masonería se organiza
a partir de las reuniones de los gremios de constructores de templos y palacios
en logias de obreros que, de a poco, fueron aceptando en su seno a individuos
de otras profesiones y oficios, intelectuales y artistas. Su actividad inicial,
indudablemente masculina, dejó de lado a la mujer, siguiendo la tendencia
sexista de la sociedad de entonces. Con el correr de los años, la actividad
masónica fue paulatinamente prescindiendo de la cuestión operativa para
volverse netamente simbólica, utilizando las herramientas de la arquitectura y
la albañilería solo como vínculos para transmitir conocimientos,
fundamentalmente científicos.
Si bien aún tanto la
Gran Logia de la Argentina de Libres y
Aceptados Masones cuanto la Gran Logia
de Inglaterra –de quien depende, como todos los Orientes que siguen el Rito
Escocés Antiguo y Aceptado- no las reconoce formalmente, las hermanas supieron
abrirse camino para formar el Gran
Oriente Simbólico Femenino de la República Argentina (GOSFRA), que preside la Muy Respetable Gran
Maestre Beatriz Gómez. Así, van abarcando
ya varias provincias argentinas, sumando día a día una importante cantidad de
miembros.
“Tenemos hermanas en Ushuaia, Río
Gallegos, Neuquén, Cutral Co, Coronel Dorrego, Mendoza, San Juan, Corrientes,
Formosa, Junín, Santiago del Estero, Tucumán y ahora Salta y Jujuy”, puntualiza Mirta Krenz, Venerable Maestra de la Augusta y Respetable Logia
Fénix Nº 3.
“Masonas” salteñas

Es así que, con la ayuda en
cuestiones organizativas de sus hermanos locales, las representantes del GOSFRA
estarán “fijando domicilio” también en estas latitudes, incorporando salteñas a
las filas de una logia itinerante. “En principio se formará un Comité masónico
que luego, con el trabajo serio y perseverante de las iniciadas salteñas, se
convertirá en triángulo y finalmente en logia simbólica”, asegura Gómez.
El camino del
perfeccionamiento
“En nuestros talleres labramos
mujeres libres pensadoras y tendemos al perfeccionamiento como seres humanos, a
inculcar el amor, el respeto y la libertad, la igualdad y la fraternidad hacia
todos los seres humanos, no solamente entre nosotras”, especificó Mirta en un
tramo de la entrevista. Dijo que la condición que debe tener una mujer que desee
iniciarse en la masonería es “fundamentalmente darse cuenta que somos seres
perfectibles y tener la intención de comenzar en un sendero iniciático, porque
la masonería es fundamentalmente iniciática, filosófica, filantrópica, y
progresista”.
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